En el día de reconocimiento mundial de la labor realizada por las trabajadoras y trabajadores de lo social mi intención es resaltar el papel de esta figura en todos los ámbitos, pero en especial en el área de la Salud Mental, área que ha supuesto un epicentro de mi práctica profesional a lo largo del tiempo.
Si se hace eco de la Agenda Global del Trabajo Social y Desarrollo social para la década 2020 a 2030, se considera un marco dentro de la sostenibilidad en el que introducir nuevos valores y prácticas en la profesión con la que garantizar la cobertura de las necesidades evitando la exclusión.
En lo que concierne al ámbito de la salud mental, considero que estas nuevas prácticas y valores están relacionados con hacer efectiva la participación social real de aquellas que han recibido un diagnóstico en salud mental a lo largo de su vida, así como la recuperación del proyecto vital mediante la introducción de perspectivas que amplíen la mirada hacia un acogimiento poliédrico de la locura en la comunidad. Siendo lo comunitario (y lo común) un lugar donde depositarla y asì alcanzar un tratamiento del sufrimiento psíquico más cercano a lo humano.
Dentro de ese acercamiento, podrìa citar a la vivienda supervisada (ámbito donde desarrollo la labor de trabajadora social) como infraestructura que acoge el trabajo de las experiencias inusuales de una forma más individualizada y por lo tanto, con mayor especificidad.
Como herramienta principal en este trabajo, se encuentra el acompañamiento integral ( abarca desde lo emocional hasta lo más instrumental) de la persona en un contexto donde reducir y / o evitar (se intenta) la retraumatización y la perpetuación de las violencias recibidas por las diferentes estructuras a lo largo de una vida, en muchas ocasiones, construida en torno a un diagnóstico.
Bajo este criterio ambicioso pero humilde la presencia de nuestra figura debiera orientarse a una facilitación del correcto cumplimiento derechos sociales universales necesarios para posibilitar una continuación del proyecto de vida personal en igualdad.
Melania Carnicero González
Trabajadora Social de El Arrebol
