Cualquier persona, hombre o mujer, de entre 18 y 65 años y con un diagnóstico de salud mental reconocido, puede solicitar una plaza en este recurso, bien por iniciativa propia, contactando con nosotros, o delegando esta tarea en el técnico básico. equipos con los que tendrá relación a través de su Centro Social, Centro de Salud, Unidad de Salud Mental o cualquier otro equipamiento sociosanitario (CEEM, Hospital de Día, etc.) implicado en su proceso.
Antes de incorporarse al programa, los candidatos son entrevistados para determinar su idoneidad y necesidad para el puesto ofertado. El objetivo es conocerse y estar dispuesto a resolver dudas y aclaraciones que permitan, por un lado, al candidato conocer el sistema de organización del día a día, las normas establecidas para la convivencia, los requisitos y derechos. y, por otro lado, hacer saber al equipo técnico cuáles son las expectativas y motivaciones que llevan al candidato a considerar deseable su incorporación al recurso.
La clave principal para determinar si unirse al recurso es siempre el candidato y el ajuste de sus expectativas y motivación. En todos los casos, debe ser una decisión tomada con total libertad e impulsada por el propio deseo. Partiendo de esta premisa, otras cuestiones que valoramos y que definen el perfil de incorporación son las que se definen a través de las siguientes características:
– Dirigido a hombres y mujeres entre 18 y 65 años con diagnóstico de salud mental.
– Las personas en tratamiento y seguimiento psiquiátrico cuya situación psicopatológica se encuentre estabilizada, manteniendo contacto periódico con su Servicio de Salud Mental de referencia.
– Hombres y mujeres con necesidades de alojamiento temporal en recursos sociales (de larga duración para casos que buscan reinserción comunitaria, o como estancia temporal para casos de respiro familiar) para formación en actividades básicas de la vida diaria y actividades instrumentales de ejecución en el entorno comunitario.
– Presentar un nivel mínimo de autonomía personal y social que les permita aceptar las exigencias de vivir y convivir en el apartamento.
– No presentar patrones de comportamiento agresivo o peligroso para sí mismo o para los demás. Tampoco problemas graves de drogadicción o alcoholismo (siendo necesario tratamiento previo).
– Contar con recursos económicos mínimos que le permitan realizar pagos mensuales por el servicio recibido, y afrontar gastos personales.
– Tener necesidad de alojamiento y apoyo y no disponer, por ausencia, insuficiencia o imposibilidad, de un entorno familiar que le proporcione el apoyo necesario para vivir con una calidad de vida aceptable.
Aceptar la vinculación de su proceso con la participación en recursos externos, ya sea en el área específica de salud mental (CRIS, CD) y/o en un entorno comunitario normalizado, según lo determine la conveniencia terapéutica en cada momento del proceso.
Puedes solicitar una plaza en el recurso directamente o te la podrán asignar por derecho mediante el reconocimiento del grado de dependencia. En cualquier caso, su situación será estudiada en el Departamento de Diversidad Funcional, en el apartado destinado a personas con diagnóstico de salud mental, lo que facilitará la búsqueda de alternativas a su solicitud. En El Arrebol no se requiere una Comisión de Evaluación con la Institución como condición para avalar la incorporación de un usuario, sin embargo, es común la coordinación entre ambos dispositivos para compartir la situación de ocupación de las plazas, y así facilitar su disponibilidad cuando queden vacantes. .
Una vez valorada la situación de los candidatos que optan al puesto vacante, se realiza una entrevista con el equipo educativo, con el fin de conocerse personalmente, intercambiar impresiones, resolver dudas, etc. En este punto son fundamentales dos cuestiones. etapa inicial del proceso:
Todo lo que necesitas hacer es cumplir con estos requisitos. Para todos los demás desafíos que surjan en el proceso, puedes contar con los profesionales de El Arrebol para afrontarlos de la mejor manera posible.
Todo usuario que se suma al recurso lo hace porque elige libremente esta opción. Es muy importante tener motivación para ponerse a prueba y enfrentar los desafíos inherentes a convivir con un grupo de personas nuevas con quienes comparten circunstancias de vida similares.
Se suele estimar que el tiempo medio necesario para que un usuario aproveche el recurso y consiga el objetivo final de tener el alta y vivir en circunstancias de mayor independencia y autonomía es de entre dos años y medio y tres. En la práctica, es habitual que el tiempo se relativice según las necesidades de cada persona, pudiendo darse casos en los que las personas no necesiten más de un año para poner en práctica con éxito las habilidades necesarias para afrontar las actividades de la vida diaria, mientras que otras personas pueden requerir más tiempo del esperado porque su necesidad de apoyo es mayor. En cualquier caso, recorrer el recurso siempre es una experiencia esclarecedora, ya sea porque se superan los obstáculos que les impedían cuidarse con solvencia, o porque aceptando la existencia de esos obstáculos, el objetivo cambia y centra sus esfuerzos en definir el apoyo que se debe brindar para posibilitar una vida que, a pesar de la necesidad de intervenciones asistenciales, siga ganando independencia respecto de la situación inicial al ingresar al recurso
También es importante contar con los recursos económicos para cubrir la cuota mensual. En 2024, el precio es de 2.350 € (IVA incluido) y suele ir asociado a una prestación relacionada con el servicio (PVS). Para obtener esta prestación es necesario tener reconocida la Dependencia (al menos de Grado 1), lo que permitirá hacer frente a la mayor parte de la cuota, que deberá complementarse con la aportación de ingresos propios, en caso de no estar totalmente cubierta.
El proceso en “el Arrebol” concluye con el otorgamiento del alta o alta del recurso. Una persona que abandona el programa se considera dada de alta por haber cumplido los objetivos marcados desde el recurso, cuando ha adquirido la autonomía suficiente para poder funcionar y gestionar con normalidad un hogar o regresar al hogar familiar. Por tanto, se considera alta, por un lado, cuando se han cumplido dichos objetivos, y alta por cumplimiento parcial de objetivos, por otro, cuando se produce una modificación durante el transcurso del proceso terapéutico de los planteamientos iniciales de incorporación. , consiguiendo objetivos no previstos inicialmente o porque el proceso se suspende cuando el usuario se marcha. Se considera dada de alta a la persona que abandona el programa porque no se han alcanzado los objetivos esperados de adquisición de autonomía, o porque el propio usuario lo ha abandonado voluntaria o involuntariamente.
El diseño del proceso de salida de aquellos usuarios que han logrado cumplir los objetivos de integración de hábitos de vida independiente durante su estancia se desarrolla siguiendo un modelo de intervención que facilita la transición progresiva del recurso a la vivienda independiente con el objetivo de preparar al usuario para las nuevas circunstancias, permitiendo una adaptación progresiva, evaluando las nuevas necesidades y dificultades que puedan surgir durante el proceso y permitiendo la transición de referencias técnicas ya que, aunque los usuarios se independizan del recurso, tienen derecho a seguir recibiendo un seguimiento de por vida por parte de los equipos técnicos. de las Unidades de Salud Menta
El Arrebol ofrece un espacio residencial para que personas con enfermedades mentales desarrollen habilidades y habilidades para la vida, con el objetivo de apoyar la vida independiente dentro de un entorno comunitario.