Desde la apertura de la primera vivienda, en julio de 2018, El Arrebol ha adherido a sus fuerzas, el aporte, siempre estimable, de los alumnos y (mayoritariamente) alumnas en práctica que han utilizado las viviendas como plataforma para la aplicación de los conocimientos adquiridos durante la etapa formativa previa. La irrupción de la emergencia pandémica en marzo de 2020, interrumpió planes y programaciones, pero, a pesar de ello, aún pudimos posibilitar el paso de los/as alumnos/as por el recurso en todas aquellas fases de alerta en las que la relajación de la incidencia de los contagios, lo permitió.
Carmen conoce de primera mano esa necesidad de adaptar las previsiones a las posibilidades pues, mientras cursaba su tercer año de Terapia Ocupacional en la Universidad Miguel Hernández de Elche, recibió la noticia de que sus prácticas en recursos socio-sanitarios, quedaban suspendidas y transformadas en una nueva propuesta: la búsqueda de una casuística en un entorno más cercano, el de los familiares y allegados, cuyas circunstancias personales, cumplieran con los criterios para considerarlos casos sensibles de beneficiarse de la intervención de una terapeuta en ciernes.
La pandemia obligó a recalcular rutas y a exponernos al reto de seguir salvando la esencia de nuestro servicio, fueran cuales fuesen los nuevos modos y maneras; convirtiéndose la adversidad en una oportunidad de reivindicar la realidad de ese concepto que las autoridades denominaron como “servicios esenciales” y que, sin necesidad de una pandemia para constatarlos, se hicieron más evidentes si cabe.
Carmen llegó ya con esa lección aprendida y, desde noviembre del año pasado, inició su incursión en las viviendas para, ahora sí, practicar esas “esencias” de la terapia ocupacional con una perspectiva más social, en la medida en que su intervención pasaría, ahora, a enfocarse sobre las circunstancias vitales de los usuarios, más allá del ámbito fraternal de la familia y allegados.
Su proyecto se ha centrado en un trabajo dirigido a mejorar las capacidades de atención y memoria de uno de los usuarios, de manera que, este desarrollo, pudiera repercutir favorablemente en la ejecución de las actividades de la vida diaria. Carmen nos explica que, para ello, ha diseñado una intervención basada en el entrenamiento de estas actividades mediante el acompañamiento y observación directas; así como en la realización de prácticas apoyadas en sistemas de fichas y en juegos, con el objetivo de potenciar la estimulación cognitiva.
En el momento de finalizar sus prácticas, Carmen, vocacionalmente atraída por el análisis de la realidad desde la óptica de la psicología, nos confirma que su aspiración es la de engrosar filas en el ámbito de la terapia ocupacional especializada en salud mental.
Por las mismas fechas, también inició sus prácticas María, estudiante en el IES Figueras Pacheco, como aspirante a Técnico Superior de Integración Social. En su caso, su propuesta se ha centrado en la planificación de un proyecto de intervención encaminado a fomentar la autodeterminación y proactividad de una de las usuarias. En sus propias palabras, ha pretendido “contribuir a que sepa lo que quiere hacer y cómo quiere conducir su propia vida”.
Como en el caso de su compañera, también María nos comenta que su expectativa es la de lograr trabajar en la integración social especializada en el ámbito de la salud mental, sin descartar otras circunstancias de vida entre colectivos vulnerados por experiencias de maltrato y violencia en general.
En el momento de la finalización de vuestras prácticas, queremos expresaros nuestro agradecimiento por todo lo aportado y desearos un futuro de logros personales y laborales que os permitan desplegar todo ese saber aprendido teóricamente y, ahora también, sobre la práctica.